Me invento un corazón desangelado,
el cuento en un café de “buenos días”,
la buena en una mala compañía,
me invento lo que abajo no he firmado.
Me invento el buen amor de los casados,
la historia de un cabrón, la cofradía
del triste excomulgado que vendía
pecados en rebajas del pasado.
Me invento aquellos polvos, tus mentiras,
me invento tu arrogancia, mis deseos
de ver tu piel desnuda en mi balcón.
Me invento que me quieres si me miras
bailándome al compás de tus jadeos
el vals de los que follan sin perdón.
Estrambote;
La guerra está en tus besos de cianuro
perdida de antemano, solo queda
matando al disparar medias de seda
el sexo sin final de un cuarto oscuro.©
El pecado original, Peter Paul Rubens