Ecuánime y sensato como un signo
de interrogación…
infame y distinguido como el burka
de un nudista al sol…
locuaz y revirado, fidedigno
como una canción…
me indigna avergonzarme, me bifurcas…
frío en un crisol.
Las noches son eternas en tu almohada,
talud de almidón…
el fuego me hace estragos, tu veneno
sabe a cortisol…
tu piel es un halcón de madrugada,
Dios del Poseidón,
que vuela bajo a ras de un fuerte trueno,
luz de un girasol.
Tus manos son torrente de agua clara,
tus ojos me amenazan, son lascivos,
tus labios son motivos de obsesión.
Tu trampa inaccesible sale cara…
me embaucas, sin acuse de recibo,
soy tuyo dentro de esta habitación.©
El Beso, Francesco Hayez
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