El tren no se detiene en la estación
y tú me acompañaste en mi condena,
mi afecto pasa a estar en cuarentena
con besos de cianuro en guarnición.
Espero mi adyacente ejecución
en manos de un verdugo al que le ordenas
que mate mi plegaria en luna llena
pues ya no sientes pena, es tu elección.
Así y a tu manera tú me olvidas,
haciéndole el amor a un muerto en vida
que sufre tus caricias con dolor.
Tal vez, entre tus sueños del pasado
encuentres las promesas que he robado
rindiéndome al amar la triste flor.®
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