Cuando veas su puerta semiabierta
echándole de menos y de más,
no quieras provocar a Satanás…
las reglas de su juego son inciertas.
Mantente bien despierta y en alerta
callando y apartando lo demás…
sus manos no desprenden un “jamás”
y pueden que en un ángel te convierta.
No mires a sus ojos, no le tientes…
el ruido no le deja marcha atrás.
Tus ganas no son más que un accidente
y sabes que en su cama morirás.
Él siempre quiso besos en la frente:
si juegas a besarlo, ganarás.©
me sacan de quicio y me abandonan.
¿quién abrió la puerta en este encierro
cuando dos, ni se quieren ni perdonan?
Tú quieres que te siga como un perro
y sabes que los celos te traicionan,
tú sabes que tus armas son de hierro,
los saltos mortales te apasionan.
No puedo seguirte, aunque te quiera;
no quiero perderme, aunque te encuentre
llorando en un bar de carretera.
No quiero mis caricias en tu vientre,
ni soñar despierto en tus caderas,
si niegas que en tu cielo me adentre.©
