¿QUIEN ES ABEL, QUIEN ES CAÍN?
“No sé si voy o
vengo de algún sitio, donde nunca estuve”... fue la respuesta que le dio a
su hijo Miguel cuando le preguntó cómo se encontraba. Luis Eduardo Aute sufrió un infarto el 8 de agosto de 2016 después
de celebrar un concierto en Huelva. Sin duda, siempre estuvo rodeado de poesía
a la que le ha dedicado cincuenta años de
su vida. Y esa frase lo resume todo.
Aute nace en Manila (Filipinas) un 13 de septiembre de
1.943 y vivió allí hasta los once años. Cuando llegó a Madrid era un niño que
apenas sabía algunas palabras en español. Él había estudiado inglés y sabia
tagalo. Su primer grupo de rock en la juventud se llamó “Los Tigres”, aunque más
adelante formó parte de uno de los grupos pioneros del pop español “Los Sonor”,
a primeros de los años 60. Poeta,
pintor, escritor, escultor, actor y director de cine, y su faceta más conocida:
músico y cantautor. Sus influencias poéticas y literarias pasan desde Unamuno,
Dylan, Nicanor Parra, hasta Cernuda, Gil de Biedma….
Aunque siempre lo que más atrajo la atención de Luis
Eduardo, fue la pintura y el cine. Llegó a participar como técnico en el rodaje
de Cleopatra, interviniendo en
algunas escenas de batallas rodadas en el desierto almeriense. Parecía que su destino
profesional iba por ese camino, sin embargo, “de alguna manera” y en
sus ratos libres volvía a la pintura, seguía escribiendo poemas y nacían sus
primeras canciones.
Massiel, amiga
suya, fue intérprete de sus primeros éxitos. Le regaló “rosas en el mar” y
celebraron “Aleluya n. 1”. A raíz de estos éxitos, le propusieron su
primer contrato discográfico y comenzaba su carrera como cantautor hacia el año
67. Su mejor época, los años 70 y 80, compartiendo liderazgo con Patxi Andión, Joan Manuel Serrat, y más
adelante con Joaquín Sabina.
La raíz y el estilo musical de Aute podemos afirmar que
procede culturalmente de Bob Dylan,
Brassens, o Jacques Brel.
Surreal y simbólico en sus letras, mezcla el escepticismo con una cierta carga
erótica. Quien no ha soñado alguna vez bailar con su pareja y susurrar al oído:
“quiero bailar un slow with you tonight» mientras
piensas “no te desnudes todavía”.
Joaquín
y Luis Eduardo… ¿a cuál más canalla y a cuál más arañada su voz entre cigarros
filosóficos y copas de la ironía?
Sus éxitos sin duda no fueron “flor
de un día”. Más allá de los grandes clásicos y los grandes himnos de su
carrera musical, les aconsejaría fervientemente que buscaran entre su amplio
cancionero, que estoy seguro, aparecerán obras ingeniosas y deslumbrantes en
letra y música con arreglos sensacionales.
Sus estrofas siempre juegan en
un territorio entre lo lúdico y lo profundo convirtiéndose en un autentico arquitecto
de emociones que al compás de una melodía dulce es capaz de acariciar tu
interior, pero que sin embargo te golpea fuertemente.
Lo místico, el amor y el
desamor, la locura, el sexo, el tiempo y los sueños forman parte de su obra,
incluso en sus pinturas. El Aute poeta sin duda coincide con el Aute pintor en
toda su expresividad. En uno de sus poemas, llegó a recitar: “Nos va ocupando una incipiente
indiferencia que va alzando su voz en silencio precoz, anunciando que el
fantasma del tiempo no vive en la edad, sino en la soledad, esa prisión donde
envejece el corazón”.
Es enemigo de las
batallas, amigo del amor, amante de la mar que sin embargo encuentra su idilio
en un paraíso terrestre con una convicción trovadoresca y perspicaz. Sólo él es
capaz de gritar al viento “Quiéreme”
con “Alevosía” “cinco
minutos” más.
En el año 2.000
varios artistas e intérpretes presentan un “disco homenaje” a nuestro
protagonista en este artículo, nuestro “caballero de la triste figura”, el
maestro Luis Eduardo Aute. El disco se llama “Mira que eres canalla”. Participan en él desde Pedro Guerra
a Ismael Serrano, pasando por Duncan Dhu, Ana Belén, Pablo Milanés, Joan Manuel
Serrat, Silvio Rodríguez, Rosendo Mercado, Elíades Ochoa, León Gieco y Joaquín Sabina que pone letra sobre una
música que Aute le había compuesto al ubetense con motivo del disco en directo Joaquín Sabina y Viceversa del
año 1.986.
Deléitense de “la belleza” de estos versos que
sin duda, a bien merece:
Gourmet de musas y caireles
en su paleta de marfil
moja anacrusas y pinceles
en tinta roja de carmín
Su caramelo de tristeza
no es mal anzuelo para un pez
en el reloj de la belleza
vuelven a dar las cuatro y diez
De escuela mística y pagana
Canta acuarelas de Dalí
pinta novelas dylanianas
¿Quién es Abel, quién es Caín?
Menudo punto filipino
que va desnudo en ascensor
lámpara autista de Aladino,
copa de vino embriagador.
Nobleza obliga cuando hablo
de cuates empezar por él,
que lo digan Silvio y Pablo,
dios y el diablo Juan Manuel.
Si chamulláramos lunfardo
los trovadores de Madrid
sin mi compadre Luis Eduardo
yo no pasaba por aquí.
en su paleta de marfil
moja anacrusas y pinceles
en tinta roja de carmín
Su caramelo de tristeza
no es mal anzuelo para un pez
en el reloj de la belleza
vuelven a dar las cuatro y diez
De escuela mística y pagana
Canta acuarelas de Dalí
pinta novelas dylanianas
¿Quién es Abel, quién es Caín?
Menudo punto filipino
que va desnudo en ascensor
lámpara autista de Aladino,
copa de vino embriagador.
Nobleza obliga cuando hablo
de cuates empezar por él,
que lo digan Silvio y Pablo,
dios y el diablo Juan Manuel.
Si chamulláramos lunfardo
los trovadores de Madrid
sin mi compadre Luis Eduardo
yo no pasaba por aquí.
En
una entrevista cuenta que conoció a Joaquín Sabina “cuando eran muy jóvenes” y
gracias a un amigo común que era pintor. “Nos encontramos cuando él estaba haciendo
su primer disco, después nos fue uniendo la música. Nos reuníamos para
contrastar nuestras canciones y como todos saben hemos hecho una gran carrera
de conciertos. Recuerdo con él muchas noches de madrugada, mucha bohemia. Me di
cuenta de que no aguantaba más con él tanto tirón madruguero y dejamos de
vernos de esa manera tan frecuente.” Relataba con cierta nostalgia.
Poesía
siempre debe ser la sensación que deja en el lector. Poema, la obra que intenta
transmitir dicha sensación. Los poemas y la obra de Luis Eduardo Aute siempre
quedaran ahí, en sus canciones llenas de matices y contrastes, aunque no menos
melódicamente irreprochables.
Y
resumiendo, yo tampoco sé si voy o vengo de algún sitio donde nunca estuve, “yo
solo pasaba por aquí” deseando larga vida a los artistas y poetas de
nuestro tiempo, a desear que no nos dejen “sin su latido”, a que sigan
fabricando sueños, a que nos sigan enseñando como se dice “prefiero amar”, ya que
la vida es “enamorarse o morir”. Y a seguir gritando y disfrutando “al
alba”, y mientras nos dejen, de la “libertad”.
“Y
nada más, apenas nada más….”
Caballero de la triste
figura,
Profundas y bellas son tus
canciones,
Las manos con que trazas tus
pinturas,
Las mismas que expresan tus
emociones.
Deseo, y misticismo en tu
escritura,
Tiñes folios en blanco de
pasiones,
Compones las melodías con
dulzura,
Y llegan fuertes a nuestros
corazones.
Reloj que dibujabas las
cuatro y diez,
Pinceles y trovadores de Madrid,
Joaquín y Luis Eduardo si
alguna vez,
Tenéis a bien visitarnos por
aquí,
Mas antes que cante un gallo
y nade un pez,
Pensad en la gente que
hacéis feliz.
Joaquín Palomar.
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