La muerte de un poeta en luna llena
despierta pura sangre y agonía.
Me cuentan sus leyendas que eras mía
y a cambio sólo estoy en cuarentena.
El tiempo es un reloj viejo de arena,
un cuento donde nunca te reías…
El tren de tu estación de lejanías
y el templo donde cumplo mis condenas.
El sol es un farol sobre tu cama,
tus piernas, mi calor por triplicado…
las flores de una piel que se derrama.
La sombra de un ciprés recién plantado,
es beso sin querer de un melodrama
y el sexo sin amor de mis pecados.©
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