Una luz se convierte en una sombra,
y un pájaro sin alas se ha posado
prudente sobre el cielo del tejado
de una vieja posada sin alfombra.
El niño del pesebre ni se asombra
de un tiempo que en presente, ya es pasado.
Sus padres sólo saben que ha llegado
la paz que por momentos ni se nombra.
Los ángeles caídos sobrevuelan
muy bajo los portales de Belén.
La luna se disfraza de verdad
y un círculo de estrellas se desvelan...
señalan sin cesar: Jerusalén.
La historia se repite en Navidad.©
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