La noche que he soñado y te lo digo,
creyéndome un fantoche sin cadenas
murió en amaneceres y alacenas
que guardan desarraigos por castigo.
Soñé que nuestra luna era testigo
de lirios, amapolas y azucenas,
de un beso en el jardín de tu verbena
envuelto en blancas sábanas contigo.
La aurora despertóme entre tus brazos
buscando entre tu cuerpo una salida,
rompiendo mi temor en mil pedazos.
Amor que sabe a ron y despedida,
a un verso de pasión que estrecha lazos,
que cura el corazón y cierra heridas.©