A veces nunca es tarde para amarte,
el tiempo nos aleja demasiado
del juego del amor y del pecado,
que tiene la pasión por estandarte.
A veces nunca es pronto si al besarte
me engañas con la carta que has marcado,
me cuentas que lo nuestro ha terminado,
que ya no existe el sueño al desnudarte.
Jamás es para siempre y, al contrario,
lo nuestro a veces dura eternamente,
lo poco o suficiente, cada vez
que quieres sin amar lo necesario
lo nuestro va muriendo en un presente
pensando que tal vez me folle un pez.©
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