Son las seis de la mañana,
te preparas un café.
Con el agua fría y clara
te despejas de una vez.
El sueño ha terminado...
pesadilla y tentempié.
El día ha comenzado
con dudas, sombra y sed…
Las miradas son tristes,
te temes lo peor…
tus besos ya no existen,
no juegas al amor.
“Maldita sea mi estampa”,
no tiene solución.
Escondes la baraja
y suena esta canción.
La Avenida del Fracaso
es larga e interminable.
Recuerdas paso a paso
la historia viva de alguien
que viste un día cualquiera
por cosas del azar
y ahora la echas de menos,
y ahora la echas de más.
Tu guitarra no lo sabe,
es cuerpo de mujer.
Tus dedos se deshacen,
la música es su piel.
La flor de un pentagrama,
la luz que no se ve.
Y el cielo se derrama
con tinta en un papel.
Noche oscura, vuelta a casa,
cigarrillo en soledad…
ya no sé lo que me pasa,
ya no sé en lo que pensar.
Mi musa me habla claro:
“tus versos no me van”.
La estrofa ha terminado,
“ya no te aguanto más”.
“Joaquinito, ves cerrando”,
no me vayas de “farol”,
nubes, viento y mientras tanto
tú cantando cara al sol.
¡Las seis de la mañana,
venga, se hace tarde ya!
¡Y deja las canciones,
mal poeta, a trabajar!©

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