Siempre que llegan estas fechas, cuando
el año toca a su fin intentamos hacer balance como si tuviéramos que cuadrar
nuestras experiencias y sentimientos contablemente. Nos fijamos objetivos por cumplir,
como las empresas; algunos consiguen alcanzar el objetivo, muchos no. Entre
ellos, lo típico: “Voy a dejar de fumar, voy a perder peso, me apunto al
gimnasio, terminaré de leer el libro que dejé a medias…”, tantos y tantos
propósitos que por algunos momentos solo cruzan la delgada línea del deseo para
finalmente devolvernos a la cruda realidad.
Este 2019 que termina no lo recordaré
como uno de mis mejores años, sin duda, aunque tampoco le guardo rencor. Tuvo
momentos estelares, reconocimientos inesperados que me animaban a hacer lo que
más me gusta, reencuentros emotivos y cambios en mi vida muy importantes. No
obstante, y como todo en la vida, hubo malas noticias, momentos tristes,
decepciones, incertidumbre y alguna que otra equivocación. Los caminos no
siempre son amplios, despejados y firmes; cada cierto trecho arrecian
tempestades y vientos en contra, y aun amainando dejan un surco profundo de
barro sobre el que cuesta caminar y salir. Pero se sale, amigos, os lo aseguro.
Eso sí, con el cariño y el ánimo que deparan los buenos amigos, los de verdad, tu
familia y tus seres más queridos. Las piedras en el camino solo están para
saltar sobre ellas y seguir avanzando con más fuerza. Y si te caes, te levantas
y procuras no tropezar de nuevo.
Me ha sorprendido también que inesperadamente
y a cambio de nada, alguien te regale su amistad con el entusiasmo de saber que
en ese momento la necesitabas y que donde menos lo creas surgen los momentos
que valen la pena y que gusta recordar.
He aprendido que tienes que ser
valiente y atreverte a dar el paso con firmeza, y que llegar al éxito va a
costar tiempo y esfuerzo, pero llegará. Al mismo tiempo he aprendido que no
debo caer en los errores que inocentemente cometí. He aprendido a tener un poco
más de asertividad y no tener tanta pasión defendiendo lo que pienso. Y sobre
todo he aprendido a querer un poco más a “los
míos”, ellos que nunca me fallan, que siempre me esperan, a los que les
robé el tiempo y a los que pido perdón.
Este nuevo años va a ser el del “sí o sí”, porque no es que se intente...
es que va a salir. Me esperan nuevos proyectos, nuevas sensaciones, nuevas
motivaciones y nuevas experiencias por descubrir. No sé si dejaré de fumar, si
engordaré o adelgazaré, si volveré al running,
o seguiré con mi bicicleta. Pero lo que sí sé es que terminaré el libro que
llevo a medias, el de mi vida; cerraré un capitulo, 2.019 y comenzaré el
siguiente, 2.020. Y con más ánimo que nunca. No me gustan estas fechas y jamás
fui navideño. Me parecen jornadas comerciales y materialistas, pero al terminar
el año sí me gusta acordarme de vosotros y desearos con todas mis fuerzas un…
FELIZ 2.020
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