Los libros tienen algo de locura,
son viajes que te llegan al corazón,
son sueños que dibujan partituras,
son cuentos que se escriben sin razón.
Historias de amor y desconsuelo
en páginas en blanco por ilustrar.
Las noches de resaca sin desvelo,
finales que se terminan por librar.
De joven quiero ser Muñoz Molina,
pintar un “Juancaballos” galopando
los cerros desde el viejo Guadalquivir;
cantar viejas canciones de Sabina
que siempre nos terminan recordando
las ganas que nos sobran para vivir.
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