La burda chaquetilla de torero
empaña una actuación memorable.
España eurovisiva con notable
aplaude, más se quita el sombrero.
No pasa de una más del cancionero,
la pieza que destaca por bailable.
Los votos equivocan al contable
y burlan los merengues con boleros.
Esfuerzo y el talento se presumen,
no basta con mover sólo… la letra.
La puesta en escena es un caso:
por más que elevamos el volumen
el ritmo ni concuerda ni penetra
y ofende a los poetas del parnaso.©
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