Coristas y comparsas literarios
Veneran a su Dios de pantomima.
La cruz al final se aproxima
Y el cuento no lo firma ni el notario.
Tus lágrimas y aquel escapulario,
Tus pechos y mis manos sin estima;
El juez, mi alegación la desestima
Y borra mi “por qué” del campanario.
Lo siento, no me van las religiones,
No quiero que me libres del pecado.
Prefiero que me rompa la utopía
Del sueño y despertar de tus pasiones,
A un templo donde prima lo sagrado:
Tu beso en una misa a mediodía.
Estrambote:
Tu cuerpo es la llama que me inspira,
La luz donde renacen certidumbres,
La huella que persigo por costumbre
Y el resto no es más que una mentira.©
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