La puerta se quedaba entreabierta
pero nunca se marchaba del todo,
mis ganas le buscaban acomodo
pero ella no aceptaba mis ofertas.
Soñaba viejos sueños y aun despierta
me enseñaba su postal en un recodo,
volviendo a su portal del mismo modo,
llorando despeinada y boquiabierta.
Jamás me la encontré desde aquel día,
y miento si les digo que llovía,
sus lágrimas mojaban mi canción…
… y siento que ojalá me eches de menos.
¿por qué mi pensamiento más obsceno
tan solo es una cruel contradicción?©
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