SEXTILLAS DEL DESEO
Algún
día te escribiré
el
poema prometido.
No
te conozco nada bien
pero
piensa que citaré
más
de un verso sin sentido,
porque
¿quién conoce a quién?
Nos
cruzamos por la ciudad
sin
salvarnos la mirada,
tú
subiendo y yo bajando,
dibujando
la infinidad
de
caminos a la nada.
Tú y
tu risa, yo soñando.
Quien
te mira y quien te ha visto,
sin
mesura bien lo sabe;
imagina
tus caderas
exclamando
“¡no hay mas Cristo,
sin
remedio, ni jarabe
de
pecados sin esperas!”
Desearte
sin palabras
es
amarte en mi silencio
mostrando
tu indiferencia.
Sin
que el corazón me abras
vuestra
belleza presencio
castigado
sin clemencia.
Pensándote
en un instante
adivinaba
tu boca,
encendiendo
las pasiones
que
de tus ojos brillantes,
translucen
y se avocan
al
juego de las canciones.
Esas
piernas sobrevuelan
los
tejados del averno.
Un “adiós”
y un “hasta luego”,
que
transmiten y que revelan
que
ojalá podamos vernos
sin
quemarnos con el fuego.
No
decido dar el paso
ni
inventarte demasiado.
Lo
impide esta cobardía
que
me convierte en payaso
de
un presente tan pasado,
de
un desvelo cada día.
Sin
quererlo ni buscarlo
quizá
más pronto que tarde
daré
con la poesía,
con
cariño y sin pensarlo,
y esperando
que la guardes,
sin
saber que merecías.
Brindo
por los amores sin tapujos.
Brindo
por los amantes del pecado.
Brindo
por el beso enamorado
que busca
el hechizo del embrujo.
Joaquín Palomar Parra
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