calor que atraviesa nuestras manos,
dejando hacia un lado la razón,
caricias de una noche de verano.
El cuerpo ya me pide el chapuzón
muy dentro de tus sueños livianos.
A veces, yo me siento el polizón
del cuento donde ganan los tiranos.
Bendita sea la historia sin final,
los besos que se versan sin mentiras.
Maldita, la novela del criminal,
que mata con tus ojos cuando miras.
Bendita tu oración aconfesional
que colman los secretos que respiras.
©
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