El viaje inesperado de un amigo
te duele mucho más sin despedidas,
sin abrazos que darle en la partida
que pongan a nuestro Dios por testigo.
Nos deja un recuerdo más que imborrable.
Hermano y sacerdote de Arquillos,
cordial, buena persona y muy sencillo,
sembraba una amistad inigualable.
El paso del tiempo nos amenaza
y a veces nos ponemos la coraza
que separa los momentos vividos.
La próxima vez miraré al cielo
como quien busca el triste consuelo
de imaginar que jamás te has ido.©
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