Me invitas a un blues suave y duradero,
una simple y misteriosa historia
que separa la línea divisoria
entre ser un cobarde o caballero.
Las dudas entre el puedo y el no quiero,
entre tus besos sin escapatoria,
entre el humo y la guerra sin victoria,
jugando a empatar somos prisioneros.
La carta está marcada y arrugada,
refleja tu sonrisa despiadada
y enciendes mi tormento y mi pasión.
Las horas ya no pasan tan deprisa…
tu rostro me hipnotiza con tu risa
mintiendo cuando bailas mi canción.©
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