Me siento como un terco marinero
que surca el viejo mar en la tormenta.
Me siento como en aguas turbulentas
remando entre salvajes aguaceros.
Me siento un pez perdido en tu velero
que lucha libremente y por su cuenta.
Me siento pusilánime en la afrenta
y mucho más cobarde sin sombrero.
Presiento que soy nada sin tus besos,
un pobre corazón abandonado,
sin rumbo, sin propósito de vida.
Me duelen tus caricias en exceso…
lo siento por haberme equivocado:
el que ama con razón, también olvida.©
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