A veces tengo frío y me despierto
soñando con tu voz desangelada…
un viento arisco y seco a tu llegada
que siembra indiferencia y desconcierto.
La dulce soledad de un aeropuerto
recita la canción equivocada…
el ruido, las maletas, las miradas
confirman que en el fondo estamos muertos.
No somos más que huida en la batalla…
el tiempo va perdiéndose despacio
sin rastro del preludio en el abismo.
No somos más que atajo de canallas
que rezan de reojo a San Pancracio
muriendo de zozobra y egoísmo.©
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