Los versos que se gritan en silencio
no siempre cicatrizan las heridas.
La burda soledad en el desprecio
se burla de las falsas despedidas.
Colgamos nuestra suerte del trapecio
borrando del recuerdo nuestras vidas.
Repito mis errores como un necio
mintiendo por detrás y a escondidas.
El tiempo que pasamos sin quererlo
no vuelve ni despacio, ni deprisa.
A veces, sin comerlo ni beberlo
me quedo con el gesto de tu risa.
Lo siento, si no quieres entenderlo,
pretendo que me rompas la camisa.©
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