Un miércoles dejaste de llamarme,
hiciste de lo nuestro una quimera,
la tregua de una guerra sin desarme,
y el fin de una pasión por primavera.
Un miércoles fumamos la ceniza
del resto de una historia sin retorno,
el juego en una cama fronteriza
con besos que maquillan el bochorno.
Un miércoles que fue una despedida
sabiendo que un final es el principio
de un tiempo donde cierran las heridas,
que nunca cicatrizan en mis ripios.
Un miércoles cosido con retazos
que escribo melancólico y sombrío,
guardando con esmero los pedazos
de un débil corazón que siente frío.
Un miércoles con sol de pentagrama
que miente cuando suena a melodía,
ganando cuando pierdo a las damas
y sueña con la luna al mediodía.©
No hay comentarios:
Publicar un comentario