La libertad de sentirme atrapado,
perdido cuando encuentro una salida,
cobarde como el sí de un diputado,
errante como el tren de los suicidas.
El beso sin amor de los casados
se mezcla con alcohol en las heridas…
me siento como un perro enamorado
que ladra más que muerde en la avenida.
No sé si soy un prófugo valiente,
un vándalo, un canalla, un sinvergüenza,
o simplemente quiero ser tu esclavo,
tu siervo, tu descalzo penitente,
que sueña con que un ángel te convenza
sabiendo que no valgo ni un centavo.©
Fotografía: La Dolce Vita