No es fácil menester el sortilegio
de verte amanecer en la incerteza
que siembra el deplorable privilegio
de hacernos ver que acaba lo que empieza.
La suerte es encontrar un sacrilegio,
un vástago que nace entre asperezas
muriéndose a las puertas de un colegio,
brotando entre la flor y la maleza.
No es fácil recordar lo que olvidamos,
auroras y constantes bienvenidas
con besos que mitigan el dolor.
No es fácil porque nos necesitamos,
nos basta con cuidar de nuestras vidas
forjando nuestros miedos con valor.©
Amores con un extraño (1963)
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