Cruzan el mar a nado y sin maletas
buscando libertad y porvenir,
soñando lo que queda por vivir,
y arena de una playa como meta.
Marruecos es pasado y podredumbre,
la valla que separa el destino
del miedo y del futuro clandestino,
del fuego y la perversa incertidumbre.
Los juegos del político me enervan,
las dudas, medio llenan la botella
y aluden derechos de admisión;
felices, sus privilegios conservan;
al pueblo, sus desmanes hacen mella
y evitan la palabra “migración”. ©
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