recogido y
confinado
por este
virus malvado
que no sé si
tiene cura,
ni vacunas
con locura,
me dirijo
con afecto,
sorprendido y
circunspecto
al amigo y
al vecino,
sin temor a
ser cansino,
e intentando
ser correcto.
Esta guerra
la ganamos
por las
buenas o las malas,
sin cohetes
ni bengalas,
porque en
casa nos quedamos.
Sin quererlo
nos buscamos
y bailamos
nuestra canción
al calor de
un corazón
que no mata
ni se muere,
al calor de
quien te quiere,
y al cobijo de un buen sillón.
©