No sé por
qué todo me cuesta tanto,
ni sé quien
maneja nuestros destinos.
Este triste encierro
no lo aguanto
sin juegos
de lámparas de Aladino.
No sé por
qué me rio mientras canto,
ni sé por
qué me embriaga este vino,
si no
consigo mitigar mi llanto
de este
aciago final que adivino.
A veces te quiero
y me desespero,
otras me da
por hacerme el muerto.
"Carpe díem" y
sigue el sendero
por si luego
acierta el desconcierto,
por si el
virus es cobarde y certero,
Por si no
sueño contigo, despierto.
©
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