viernes, 17 de abril de 2020

A LAS OCHO DE LA TARDE


Él vuelve, a las ocho de la tarde,
y se encuentra la glosa del ascensor
que le explica escueta, sin alarde,
que un médico vecino es un temor.

Un balcón a las ocho de la tarde,
un escrito traidor e insolidario;
Una nota mal oliente y cobarde
de un vecino estúpido y sectario.

Por ello, a las ocho de la tarde,
vislumbra los aplausos con tristeza,
porque muchos contienen populismo.

Cada vez, a las ocho de la tarde,
él contempla con dolor y extrañeza
que no todo significa lo mismo.
©

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