y se
encuentra la glosa del ascensor
que le
explica escueta, sin alarde,
que un médico
vecino es un temor.
Un balcón a
las ocho de la tarde,
un escrito
traidor e insolidario;
Una nota mal
oliente y cobarde
de un vecino
estúpido y sectario.
Por ello, a
las ocho de la tarde,
vislumbra los
aplausos con tristeza,
porque muchos
contienen populismo.
Cada vez, a
las ocho de la tarde,
él contempla
con dolor y extrañeza
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