Rozar la
comisura de tus labios
convierte el
hielo en llamarada.
Tu boca solo
finge el desagravio
del beso que
me niegas de la nada.
Te mueves en
silencio y muy despacio,
tú sabes que
lo nuestro es levedad.
Te sientes
la princesa del palacio,
lujuria que
provoca obscenidad.
Ya sólo me
tortura tu silueta,
me pierdo
con miradas imposibles
y encima, no
te gustan los poetas.
Entiendo que
no somos compatibles.
Si quieres
nos quitamos las caretas,
dejemos que
revienten los fusibles.
©
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