A ntes que un mal olvido nos alcance
N avegamos los campos de Castilla,
T odas las viejas tardes un romance
O quizá las mañanas por Sevilla.
N adie se olvida de los caminos,
I ncluso en los campos de Baeza,
O bligan al poeta peregrino
M orir donde no muere la tristeza.
A unque nunca es siempre todavía,
C on tus versos de luz, a cada instante,
H ace el tiempo pasar en su elegía.
A cróstico de rima consonante
D e las coplas mundanas; de los días.
O lvidar no me hace caminante.
©
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