Vieja plaza de Primero de Mayo
que traza aquel camino de Granada.
Tus versos, ¡que me parta un triste rayo!,
llenaron tu maleta exiliada.
En Londres cometiste más pecados,
Bob Dylan, tu guitarra y pentagramas,
Un peta y un paquete de ducados
convierte el escenario de las damas.
Mallorca vale un año de servicio,
Madrid fue para siempre y te enamora
las noches del poeta con sus vicios.
El viejo sabinero aún te llora
canciones que le sacan del resquicio
y el tiempo para en Úbeda las horas.
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