Las veces que pudimos escaparnos
sin nadie que siguiera nuestra huella.
El tiempo que tuvimos para amarnos
dejando medio llena la botella.
Las nubes que estuvimos dibujando
no sólo nos persiguen desde el cielo.
El viento de tu enigma voy cruzando,
tu boca ya no busca mi consuelo.
La música que llena mi entusiasmo
se pierde entre el suspiro de tu orgasmo,
y roza con tu vientre los placeres.
Tú sabes como nadie los secretos
que guardo con mis silvas y sonetos.
Mi pluma se despierta cuando quieres.
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